Si tuviera que comentar sobre alguna técnica que me hubiera ayudado a organizar mi vida, definitivamente elegiría el correr.
Durante muchos años, tendí a acostarme y levantarme tarde. En las noches, me quedaba hasta altas horas de la madrugada usando la computadora. Luego, al día siguiente, en la mañana, una vez que sonaba el despertador, trataba de postergarlo hasta más no poder. Cuando por fin me levantaba, tenía que apurarme para llegar a tiempo al trabajo (incluso, en varias ocasiones, ni tomaba desayuno).
Todo eso, sin duda, tenía repercusiones en mi desempeño: estaba casado, me tendía a resfriar con cierta frecuencia, no me concentraba con facilidad. Las cosas cambiaron cuando me animé a hacer ejercicio por las mañanas antes de ir a trabajar. Si antes de intentarlo, no podía concebir el levantarme al alba y salir a hacer a deporte, conforme lo fui haciendo se volvió un hábito.
Hoy, mi reloj biológico se levanta a las 4:45 de la madrugada y me pide dormir a las 9 de la noche. Son casi 8 horas de sueño, en el mejor de los casos, un margen de tiempo aprobado por cualquier médico. Y, mi cuerpo también me lo pide. Necesita generar endorfinas, “la hormona de la felicidad”, aquella que también se encuentra también en drogas como la heroína, pero que, cuando se genera a través del deporte, no afecta al sistema nervioso. Entonces, se podría decir que me he vuelto adicto a las endorfinas y, por con siguiente, al correr.
Otro gran estimulante del correr es que nos brinda un momento de reflexión personal antes de iniciar la jornada laboral. Generalmente, llegamos al trabajo y no paramos hasta que nos vamos. Por eso, salir a correr en la mañana, nos brinda un buen momento para ordenar nuestro día, para planear las cosas que haremos en el fin de semana, para analizar nuestro desempeño. Esto, sin duda, resulta algo valiosísimo en esta época de inmediatez.
Por todas estas razones es que estoy obsesionado con el correr. No busco convertirme con un maratonista de élite, ni romper récords, lo que intento es usar este deporte como una terapia para ser mejor cada día, para ayudarme a cumplir mis metas.
Aunque muchos no lo crean, este puede ser el camino para superarse. No en vano hay tantas personas intentándolo por las mañanas. Lo recomiendo plenamente.
