“Nada se pierde, nada se crea, todo se transforma” decía Lavoisier, economista y químico francés, hace más de tres siglos. Hoy esta máxima es una realidad cuando hablamos de implementar un modelo de economía circular, cuyo principio se basa en cerrar el ciclo de vida de los productos, servicios, residuos, materiales, agua y energía, manteniéndolos y utilizándolos el mayor tiempo posible de manera eficiente.
Este modelo de producción y consumo implica compartir, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes las veces que sea posible para seguir creando productos con un valor añadido, de manera que el ciclo de vida de estos se extienda. Este difiere del modelo económico lineal basado en el concepto de usar y desechar, utilizando grandes cantidades de materiales y energía que no hacen más que incrementar la contaminación ambiental y los gases de efecto invernadero.
El término data entre la década de los setentas y ochentas, pero la puesta en marcha del modelo es bastante reciente, incluso aun no se aplica a todas las industrias ni en todos los países. Sin embargo, es importante resaltar que existe cada vez más una concientización sobre este, lo que lleva a la realización de esfuerzos, y múltiples campañas para adoptarlo, como por ejemplo reducir el uso del plástico e impulsar el reciclaje. Así, desde hace unos años países del primer mundo dejaron de entregar bolsas plásticas, hábito que recién se ha implementado en Latinoamérica; debido a los ocho y doce millones de toneladas de plástico que llegan a los océanos de los cinco continentes, anualmente, afectando el ecosistema.
En ese sentido, las empresas además de dejar de entregar bolsas y disminuir el uso de plástico innecesario, están apostando por cerrar el ciclo, realizando grandes iniciativas de reciclaje. A continuación les presento dos casos de importantes compañías que operan en el país.
Hace un par de semanas Head & Shoulders, marca del portafolio de P&G, presentó en Perú la primera botella reciclable de shampoo fabricado con plástico recolectado en playas latinoamericanas, que incluye hasta 20% de material reciclado, excluyendo la tapa. Para la producción de esta botella se necesitó alrededor de 22 mil kg de materia prima recolectada por voluntarios en estas playas. La compañía realizó esta iniciativa de la mano con expertos en reciclaje: TerraCycle, SUEZ y QCP. De esta manera, P&G espera aumentar progresivamente la cantidad de plástico post-consumo reciclado (PCR) en el portafolio de la marca.
Por su parte, hace unos meses, D’Onofrio, de Nestlé, presentó el helado “Sin Parar” en empaque 100% reciclable, de material PET, que además incluye un 40% de material reciclado en su composición. Como parte de esta iniciativa, se realizó una alianza con la ONG Recicla.pe! y Pamolsa, para colocar jaulas de reciclaje en 40 tiendas de un minimarket. De igual manera, pueden colocarse en cualquier lugar en el que se recicle plástico PET.
Cabe resaltar que de acuerdo a la marca, este cambio en el empaque se realizó en el marco de un objetivo de la trasnacional para encontrar soluciones que permitan reducir, re-utilizar y reciclar. El compromiso por la compañía es tener 100% los empaques reciclables o reutilizables al 2025 en las marcas del portafolio de D’Onofrio.
Estas son solo dos casos cercanos y recientes, pero existen muchas otras más iniciativas que se están realizando. Ayudemos a las empresas comprometidas con el desarrollo sostenible, depositando los plásticos en los contenedores, recogiendo y botando los desechos en las playas, no compremos ni pidamos bolsas plásticas, solo con estas simples acciones vamos a poder contribuir a la labor que están realizando las compañías para cerrar el ciclo.