La jirafa y el avestruz: dos perfiles ejecutivos que marcan la diferencia

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«Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros». Se trata de una de las conclusiones a las que se llega en la novela Rebelión en la Granja, de George Orwell. Haciendo un paralelo con la propia naturaleza –imperfecta- del hombre, el autor fabula el ascenso y caída de un grupo de cerdos que toman el liderazgo de una granja, tras expulsar a los humanos que la administraban. Si bien estos cerdos iniciaron aplicando buenas prácticas, que garantizaron en un inicio la bonanza económica de la granja y el bienestar de los demás animales que la integraban, el interés personal pudo más que ellos mismos y la corrupción y la tentación de mantener un estilo de vida plagado de vicios los condenaron al fracaso.

La fábula de los cerdos de Rebelión en la Granja se inspiró en el régimen soviético –totalitario- de Stalin. Sin embargo, sigue vigente en el plano político. Por ejemplo, en aquellos que instrumentalizan la pobreza para luego enriquecerse a cuesta de ello.

Así como los cerdos, también se suelen asociar ciertos perfiles de personas con los dinosaurios. Se trata de aquellos renuentes al cambio y que viven en el pasado. En lo personal, hay algunas costumbres del siglo pasado que me interesan (el periódico impreso, el CD, la radio musical, entre otros), pero no me considero un dinosaurio en lo absoluto. Y esto lo digo porque vivo en sintonía con la velocidad de estos tiempos, donde las redes sociales marcan la pauta, la hipercomunicación es el aire que respiramos y el modelo de trabajo híbrido es el presente, por ejemplo. Ser un fanático del culto y lo romántico no significa vivir de espaldas a las tendencias actuales ni estar en el pasado (y, por consiguiente, estar extinto).

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Pero, regresando a la comparación de los animales y los humanos, y más allá de los dinosaurios y los cerdos, esta semana escuché sobre dos animales que delinean muy bien el perfil de muchos ejecutivos de hoy en día. Y que hace la diferencia sobre los que destacan frente a los que se quedan en el camino. Se trata de la jirafa y el avestruz.

La jirafa destaca por ser un líder sobre sus pares, lo cual lo logra al gozar de habilidades blandas y una perspectiva panorámica, que le permite (a través de la empatía, por ejemplo) conocer a su equipo a profundidad y trabajar de la mano con ellos para alcanzar los objetivos de la empresa. Esto involucra una gran capacidad para delegar funciones, por ejemplo. Por el contrario, el avestruz representa a aquellos que practican el micromanagement. Es decir, ejercen, ya sea por sus propias carencias emocionales o falta de confianza en el prójimo, un control excesivo sobre las personas que conforman sus equipos, generándoles demasiada presión y atención por cada detalle o acción que realizan y entrampando la dinámica laboral.

En un mundo tan acelerado por la tecnología, persigamos la excelencia en el trabajo, pero apoyándonos en nuestros equipos. Es la única manera de proyectarnos en el largo plazo y adaptarnos a estos tiempos. Más empatía y menos tensión. Por más jirafas y menos cerdos, dinosaurios y avestruces.

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