Redes sociales versus críticos tradicionales en la industria de la moda

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Llámenme “chapada a la antigua”, pero todavía compro libros y revistas. Tengo un sistema: por las noches leo el libro que tengo a mi lado en la mesa de noche, y por el día, en los pocos momentos libres entre el trabajo y mi familia, ojeo una revista. Vogue Latinoamérica, para ser exactos.

Precisamente, hace un par de días leí un artículo en la edición de septiembre que capturó mi atención y, para mi no grata sorpresa, no estuve de acuerdo con la opinión del autor. El nombre de la persona en cuestión lo dejaremos a la incógnita, pues quiero concentrarme en las dos caras que escribió.

El artículo se hacía llamar ‘Compartiendo espacios: Los críticos se encuentran con la next-gen’, y en este se cuestionaba si la nueva generación, nativa digital y profesional en redes sociales, estaba por quitarle la corona a los críticos tradicionales de la moda. Antes, pues, la única forma de conocer las nuevas colecciones de las grandes casas de moda era a través de los —también grandes— medios, críticos y personajes icónicos de la industria, como es el caso de Vogue con Anna Wintour en la cabeza. Si una tendencia era revolucionaria o un fracaso, ellos eran quienes tomaban la decisión, y el resto del mundo acotaba el decreto real.

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Pero ya no es así. Hoy tenemos un pase comprado —y en primera fila— a cualquier acontecimiento que esté pasando alrededor del mundo. Este acceso es gracias a las redes sociales. Con un TikTok, un tweet o una historia en Instagram, podemos ver todo lo nuevo, y nosotros mismos dar nuestro propio veredicto sobre si algo nos agrada o no.

Antes, uno daba las “exclusivas” a los medios de comunicación mejor posicionados para anunciar desde un casamiento, embarazo, hasta alianzas, denuncias o invitaciones a eventos; ahora, con tan solo un post, la información se viraliza y, por la inmediatez propia de las redes sociales, podemos saber lo que sucede al minuto, o segundo.

Si bien el escritor de Vogue buscaba que el crítico tradicional no pierda su relevancia, con sustentos válidos pero desactualizados sobre el criterio de los personajes más respetados de la industria de la moda, no podemos ignorar que, sin duda, las redes sociales y el mundo digital en sí, son una gran fuente de información para la persona de a pie.

Uno no reemplaza al otro; por el contrario, se complementan y se repotencian. Así como yo, una nativa digital, que todavía tiene libros y revistas, además de un Instagram y TikTok. Así como he guardado un video sobre el magnífico cierre del último show de Coperni en el Paris Fashion Week, también estoy esperando con muchas ansias leer sobre el detrás de bambalinas en la siguiente edición de Vogue.

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