Publicado por Aptitus
Los seres humanos no somos infalibles, cometemos errores. Pero hay siete que no debieras cometer si empiezas una aventura empresarial. Aquí una lista, como siempre, arbitraria y seguramente incompleta. A la mitad de mi vida profesional me vi en la obligación de cambiar de giro y emprender un camino que nunca consideré: ser empresario. Tuve suerte, pues encontré buenos amigos y gracias a sus consejos –con algo de tacto mío- pude tomar decisiones acertadas. En el camino, sin embargo, he visto que lamentablemente no todos los que arriesgan por la iniciativa individual llegan a buen puerto. Por eso me permito hacer una pequeña lista –basada en lo visto durante estos últimos veinte años- de los errores que nunca deben cometerse.
- Hacer un mal presupuesto, basado sólo en el futuro y los sueños. Todo emprendimiento debe tener un comienzo sano. Es decir, empezar con lo elemental: el ahorro. No hay presupuesto que aguante si no se tiene el suficiente efectivo para capear los temporales siempre imprevistos.
- Escoger cualquier nombre. Parece una ligereza tomarlo en cuenta, pero en mi experiencia uno bueno causa impacto, ayuda en recordación y marca la diferencia. Las horas que puedas invertir en ello, ¡bienvenidas!
- Tener consejeros mediocres. No necesariamente tus mejores amigos son los ideales a la hora de aportar. Hay que saber escoger –y sobre todo valorar- a quienes saben.
- No estar suficientemente informado sobre el mercado. Uno tiende a menospreciar el entorno y pensar que la idea propia es la mejor. Dedicar un buen tiempo a conocer a la competencia es altamente recomendable (tarifas, innovaciones, nuevos servicios, remuneraciones, deben ser parte del plan).
- Confiar demasiado en el olfato. Es clave (el gran diferenciador), pero no es la clave de todo. Basta recordar algunas grandes caídas e grandes marcas que creyeron que todo les saldría bien porque su “sexto sentido” se lo anticipaba.
- Creer que a pesar de no ser un buen negociador podrás avanzar. Uno negocia todos los días con todas las personas de su alrededor casi sin darse cuenta. Si no le das a esa palabra el real valor que tiene, es probable que no avances. Todo es susceptible de entendimiento y transacción. Aferrarse a lo que sólo uno piensa no es la regla más recomendable.
- Deficiente (o nula) experiencia. Aunque es posible que, sin saber nada del negocio que estás por empezar te vaya bien, las posibilidades son inmensamente menores comparadas con quien sí sabe o tiene alguna experiencia. ¡Ah! A propósito, el peor de todos los errores de todos no cabe en la lista: mentir.