El viernes pasado se estrenó en Disney+ el quinto episodio de The Falcon and The Winter Soldier, una de las series más esperadas por los fanáticos del MCU. Además de su exitoso estreno (se calcula que alrededor de 9.9 millones de usuarios vieron el primer capítulo, de acuerdo a Nielsen), la miniserie ha recibido muchísima atención por su tratamiento al tema del racismo institucional hacia la comunidad afroamericana.
Uno de los protagonistas de la serie, Sam Wilson (Falcon), es un hombre negro (interpretado por Anthonie Mackie) quien ha heredado el escudo de Capitán América. Sin embargo, se ve enfrentado a un país que constantemente le hace saber que no quiere a un Capitán América que luzca como él. A pesar de ser un Avenger, sigue enfrentando obstáculos debido a su color de piel: un policía lo detiene en la calle, pese a no estar haciendo nada incorrecto o sospechoso; el banco le rechaza un préstamo a él y a su hermana, y, quizás lo más obvio de todo, el Gobierno estadounidense entrega el legado de Capitán América -su nombre y escudo- a un hombre blanco, cuando Falcon había decidido donarlo para que permanezca en un museo.
Esta serie es una de las pocas ocasiones en las que Disney toca el tema del racismo abiertamente, sin edulcorar. En La Princesa y el Sapo, por ejemplo, cuya protagonista es afroamericana, si bien existen desigualdades en las condiciones de vida, su color de piel nunca es un eje central a la película. Incluso en apariciones anteriores de Falcon en las películas de Marvel, la raza jamás fue un asunto asociado a su personaje, ni a la película en general.
Si bien hay quienes consideran que es una exageración la cantidad de ocasiones en las cuales se habla del tema en la serie, opino que ese no es el caso. Creo que la manera en la cual se aborda al personaje de Sam Wilson, tanto como superhéroe, como hombre afroamericano, es realista y basado en experiencias reales, en especial considerando el contexto social estadounidense, en el cual las tensiones por temas raciales son evidentes. Por otro lado, poner a un personaje afroamericano en una serie o película, no la hace automáticamente representativa a esta comunidad, en especial si esto es solo por cubrir una “cuota”.
Así, creo que Disney seguirá integrando cada vez más temas socio-políticos que son relevantes al día de hoy a sus productos audiovisuales. El racismo es uno de ellos, pero no el único, así que la compañía tiene retos pendientes aún si decide continuar este camino.